Biografía:
Pablo S. Martínez nació en Madrid en mayo de 1979, hijo de una cantante y actriz de teatro: funcionario en un museo –y cumpliendo años en el día internacional de los museos-, y coleccionista de antigüedades, escribió su primera novela a los 18 años, vocación que se reveló en un verdadero manantial que le lleva a escribir continuamente como medio de expresar una vocación artística familiar. Usualmente se le ocurren más novelas de las que tiene tiempo para escribir, muchas de ellas inspiradas por películas del Hollywood clásico, aun cuando baste cualquier cosa, incluso una simple imagen, para inflamar su imaginación.
De formación autodidacta, las características que le definen son insólitas y singulares.
De condición retro desde la infancia pese a ser joven y una conexión especial con la cultura anglosajona pese a ser español, sus novelas están ambientadas esencialmente en Estados Unidos, siempre en tiempos pasados, desde los años 20 a los 70, aunque lo que le hace más diferente es su formación, pues, pese a ser escritor, nunca fue un gran lector, sino que todo cuanto aprendió lo hizo del cine –él dice que “escribe porque no puede hacer cine”-, lo que, unido esto a su condición vintage, hace que su narrativa sea clásica pero “visual”, como escritas películas de cine clásico aderezadas con su propia imaginación y denotando, siempre, más amor por la imagen que por las letras, y por tanto, una habilidad especial en que estas se conviertan fácilmente en imágenes en la imaginación del lector.
También es un teórico de la igualdad sexual, emparentado con el feminismo ilustrado (John Stuart Mill, Simone de Behauvoir, etc.), a cuya causa se ha entregado apasionadamente dedicando más de 10 años a un ensayo titulado “La verdad sobre la igualdad sexual”.
En novela ha cultivado especialmente el terror, el suspense y el drama romántico, siendo un denominativo común en todas ellas la defensa del amor entre hombre y mujer como el más poderoso medio de combatir la infelicidad humana.
¿Quién es Pablo? Cuéntanos.
Eso
mismo me pregunto yo a veces; ¿quién es Pablo? Porque, si nos atenemos a las
palabras de Scott Fitzgerald, “un escritor es muchas personas tratando de ser
una sola”. Nací en Madrid en 1979, me crió mi madre tratando de salir adelante,
y desde entonces siempre hemos estado juntos. Ya de adolescente el mundo empezó
a decepcionarme, lo que, unido a mi timidez y a mi hipersensibilidad, me hizo
refugiarme en mi mundo interior, lo que me llevó a crecer como en un
invernáculo. De estas circunstancias y otras más saldrían las novelas que me
hacen tan diferente como escritor. Mi asombro fue completo cuando, leyendo a
Poe con 13 o 14 años, descubrí que las líneas con las que él se definía en un
poema me describían más que si las hubiera escrito yo mismo (No fui en la infancia como los otros, y
nunca vi como los otros vieron; mis pasiones yo no podía hacer brotar de
fuentes iguales a las de ellos; y era otro el origen de mi tristeza; y era otro
el cantar que despertaba, mi corazón para la alegría…) Me di cuenta
entonces que algunas sensibilidades especiales no pueden encontrar su hueco en
el mundo: si además atendemos a lo que dijo Agatha Christie (la tristeza es la cuna de la inspiración de
todo escritor) tal vez puedo comprender que en general mi carácter esté
siempre sumido en algún grado de melancolía porque es un misterio inherente a
los escritores. Supongo que, como Poe, soy un alma torturada que escribe en sus
libros lo que no encuentra en un mundo que le ha decepcionado terriblemente: la
igualdad, la justicia, el amor. En mis novelas los hombres y las mujeres son
iguales, el mal termina vencido por el bien por mucho que haga sufrir, y los
seres humanos son capaces de amar a alguien más que a su vida; así que Pablo es
un escritor que plasma en sus libros aquello que no encuentra en el mundo que
le ha tocado vivir como medio de hacerse más soportable la vida.
Siendo que vienes de una familia de artistas ¿por qué
escribir y no actuar o cantar por ejemplo?
Es verdad
que el abuelo de mi madre era actor de teatro (solía interpretar el papel del
comendador en Don Juan Tenorio y La herida luminosa) y que mi madre
también lo fue, dedicándose además a cantar; trabajó en las compañías de
Antonio Molina, Juanito Valderrama y Emi Bonilla recorriendo toda España, sólo
por poner un ejemplo, y cantar es algo que parece yo heredé, pero mi verdadera
vocación era la escritura. De pequeño sacaba buenas notas en lenguaje y más
tarde escribir se reveló en un manantial que cabía aprovechar, unido a lo que
los psicólogos del colegio llamaban “una imaginación desbordante”. No sé si
será desbordante o no, pero no me cuesta idear novelas: eso lo deben decidir
mis lectores. En la cabeza tengo una lista de espera con novelas que aún tengo
que escribir, incluida la biografía de mi madre: la lista es tan larga que
probablemente no tenga que idear ninguna novela nueva hasta que me haga viejo.
Dices que escribes desde los 18 años ¿Es esta tu primera
publicación? Cuéntanos como fueron tus comienzos.
Hasta
entonces había estado escribiendo relatos de terror; luego, a los 18, hice mi
primera novela: siempre he dicho que aprendí a escribir en el capítulo 1 de
aquella novela porque no paré de hacerle borradores hasta que quedó bien;
también recuerdo que en el capítulo 9, cuando Arlene muere en brazos de su
marido (se titulaba La muerte del cisne,
Arlene era el cisne), me metí tanto en la historia que las lágrimas no me
dejaban ver las teclas de la máquina de escribir y tenía que estar limpiándome
a cada rato para poder terminarla. Claro que entonces no escribía como pueda
escribir ahora. Por mucha “madera” que se tenga, tienes que aprender como los
demás, eso sí, adelantando en un año lo que quienes no la tienen adelantan en
tres o en cinco, lo que sucede también con el estilo. Al principio creí que me
dedicaría sólo al terror, pero la verdad es que también me gustaba el drama
romántico: pronto quedó claro que yo era polifacético porque escribía cualquier
género, pues hasta en el ensayo me he metido. Sobre “Pavor en la noche” no es
mi primera publicación, si bien he empezado a publicar hace poco, en cuanto me
cansé de ser un anónimo escritor cuando otros que escribían peor que yo
firmaban contratos de años por tener un apellido conocido. Se puede decir que
es ahora cuando estoy empezando a salir del anonimato. En agosto una editorial
digital de Barcelona me ha publicado “Camp RED VALLEY”, disponible
especialmente en Amazon, una novela de terror inspirada en Viernes 13 que le
mandé traducida a quien fue la protagonista de la película en 1980 y que le
encantó. Otra editorial, esta inglesa pero con sucursal en España, me ha
publicado en digital y en papel bajo demanda “La verdad sobre la igualdad
sexual”, un ensayo en defensa de la igualdad que esbocé con 15 años, empecé a
los 20 y que hace poco he terminado de retocar, de forma que he perdido la
cuenta de los años que le he dedicado: ése también está en Amazon y otros
sitios. Casi enseguida descubrí nED, y no sabía qué mandarle, porque yo siempre
he escrito a máquina y apenas tenía novelas en digital, así que le mandé la
única que había pasado a Word, “Pavor en la noche”, que escribí con 22 o 23
años y a la que aproveché a hacerle un buen borrador. Y así, la única novela de
suspense que he hecho jamás terminó en manos de nED.
¿Por qué dices que eres un escritor vintage?
Para el
común de los mortales, “vintage” es
una moda aparecida hace poco, relativa sobre todo a la manera de vestir para
escapar de una moda estandarizada y anodina o coleccionar cosas antiguas; en el
caso de muchas chicas suele ser porque se identifican con el modelo pin up y se encuentran mejor vestidas y
más femeninas, pero para ciertas personas es una condición en el más amplio
sentido de la palabra: por ejemplo el General Patton vivió toda su vida
convencido de que en una vida pasada había sido guerrero; y por todas partes,
especialmente países anglosajones, hay personas que se diferencian de los meros
aficionados a lo vintage por sentir
una identificación con eras del pasado que ni ellos mismos saben explicar.
Cuando digo que soy vintage es porque
yo formo parte de ese pequeño porcentaje; siempre lo he hecho. Me he sentido tan
inmensamente identificado con el pasado como ajeno al presente; y ahora, en el
siglo XXI, me siento aún más fuera de lugar. Escribes a máquina, pides
antigüedades a Santa Claus en lugar de ipods y smartphones, vistes clásico; no
entiendes por qué para reivindicar algo hay que desnudarse y hacer un
calendario o por qué para intentar ser feliz tienes que llenar tu casa de cosas
que no necesitas. No entiendes por qué la gente compra ciertas cosas aun
sabiendo que las han diseñado para romperse, no entiendes por qué son incapaces
de confesar sus sentimientos si no es a través de una pantalla de cristal
líquido, ni tampoco por qué la gente hoy siente tanta aprehensión a
comprometerse con una pareja por ser ultra-celosos de su libertad y sin embargo
dependen del móvil, del wassapp, de internet, de la moda, del consumo,
casándose con el banco con hipotecones de 30 o 50 años para tener todo esto. Conduces
un clásico porque los coches modernos son como ordenadores con ruedas, escuchas
a Glenn Miller en lugar de a Shakira y prefieres que tus hijos vean a Lassie
antes que a Los Increíbles: y como no te nace escribir sobre estos tiempos
ambientas tus novelas en el pasado, y te conviertes en un escritor vintage porque el pasado es tu
inspiración, tu todo. Y ni siquiera se puede decir que me lo hayan inculcado,
porque hasta mi madre, cuya década fueron los 70, dice en broma que soy más
viejo que Matusalén: mi abuelo también decía que él era un año más joven que
yo. El único texto que dedico al presente es el ensayo, que a diferencia de las
novelas lo escribo por sentir una obligación intelectual hacia mis semejantes,
no por vocación.
Cuéntanos sobre “Pavor en la noche” ¿qué podemos esperar de
ella?
Muchas
novelas son una creación exclusivamente mía, mientras que otras están
inspiradas en ciertas películas: “Pavor en la noche” ha sido definida como “una
película escrita del Hollywood de los años 40”. Las películas en las que se
inspira son filmes como El extraño, El
sueño eterno o Perversidad (de la
que toma la imagen de portada). Una agencia literaria que la examinó decía que
era diferente en todos los aspectos; para ello aseguraba que les había gustado
mucho porque mi manera de escribir permitía ver y “hasta oler” lo que estaba
pasando al ser mi escritura muy gráfica, lo cual concuerda con las
circunstancias. La norma de que todo escritor ha sido antes un gran lector no
se cumple conmigo, porque yo no habré leído ni 50 libros en mi vida; incluso
tienen tendencia a aburrirme si no son muy de mi gusto. En cambio, crecí viendo
cine clásico y de terror. Lo que de veras me gusta es pues la imagen, pero si
sabes cómo escribir es más fácil coger un lápiz y un papel que hacer una
película; de hecho, si escribo es porque no puedo hacer cine. Es por eso que la
gente dice que mis novelas son como películas escritas, y que mi escritura es
“visual”, porque trato de convertir las letras en lo que no pueden ser, en
imágenes, y el lector las visualiza como si “leyera” una película, siendo mi
estilo muy gráfico y clásico a la vez, lo que hace, según la agencia, que no me
parezca a nadie: pero soy vintage, y
por eso, si escribo una novela ambientada en los años 40 parece de verdad
escrita en los años 40, no ahora. Todo esto se aprecia en “Pavor en la noche”.
En ella tenemos a un matrimonio que compra una casa en un pueblo de Ohio para
cumplir su sueño de ser uno solo, enamorados hasta la desesperación; ella, Jennifer,
una ejecutiva moderna e inteligente, muy de los años 40; él, Glenn, un
secretario en una compañía de seguros, sensible y bondadoso, el matrimonio
perfecto de una América, de un mundo, en el que a Dios gracias aún faltaban
décadas para que el amor fuera presentado ante los ciudadanos como una amenaza
contra el individualismo que se les inculca hoy para aislarlos y empujarlos a
consumir. Este matrimonio se presenta como los matrimonios muy amantes son, con
sus costumbres e instituciones, refugiados en la casa que su amor convierte en
paraíso pese a las largas, tormentosas y lúgubres noches de noviembre: pero en
este idilio que implica su nueva vida juntos pronto hace aparición una extraña incertidumbre.
La casa fue puesta en venta como estaba, y al entrar la encontraron en un
extraño desorden; entre los objetos que nadie retiró, destacan el retrato de
una hermosa mujer muy parecida a Jennifer en la repisa de la chimenea, un
gramófono con un disco rayado, un aparato de radio y una revista que siempre se
abre por la página en la que un anuncio muestra a la muerte tratando de entrar
en una casa; más adelante, la noticia de un crimen sin resolver un año antes
que puso fin a la vida de un matrimonio amante creará en ellos una densa
incertidumbre, lo que les llevará a viajar a Cleveland en busca de la mujer que
les vendió la casa, momento en el que los acontecimientos se precipitarán
dramáticamente. Es una novela de terror psicológico, de suspense, de ventosas y
oscuras noches, de ruidos, de sospechas y temores, que retrata con devoción el
espíritu de los años 40, la atmósfera de claroscuro, y aporta una fuerte dosis
romántica gracias a la devoción que se profesa entre sí el matrimonio Langford.
¿Cuánto tiempo e investigación te llevó para darle vida a
esta novela?
No
mucho, porque al conocer el pasado no tengo que investigar ni documentarme como
suelen tener que hacer los escritores “modernos” cuando ambientan una novela en
épocas pasadas. Además, como era una novela de juventud que ya estaba escrita,
sólo tuve que repasarla cuando la pasé a digital. Mucha gente me ha dicho que
en lugar de 10 capítulos tendría que tener 20, de tanto que les ha gustado;
críticas así alimentan a los escritores y nos animan a escribir.
¿Tienes manías a la hora de escribir?
Sí,
aunque más que de manías yo hablaría de normas, de “sellos” distintivos. Uno de
ellos es incluir siempre una historia de amor: sea una novela de terror o de
suspense, o un drama, da igual lo que sea, siempre habrá un hombre y una mujer
que se amarán contra todo lo que se les oponga, estén ya casados o acaben de
conocerse. Otra norma o sello de la casa es que los amores del montón, o de
pasto, son para los personajes secundarios, porque los protagonistas están unidos
por el amor de verdad, shakesperiano, a fondo perdido, o lo estarán si acaban
de conocerse. No es amor el amor que no
arrasa; ¿brinda acaso un tizón el calor de una hoguera? decía el sabio
árabe Omar Khayyam en el siglo XI, y es verdad: si en cuestión por ejemplo de
dinero, todo el mundo dice que cuanto más mejor, ¿por qué conformarse en el
amor con sucedáneos? Estoy harto de historias que pretenden ser de amor y dan
con sus protagonistas en el limbo del adulterio, la traición, las peleas, las
discusiones o las seducciones a manos de terceros por mucho que se reconcilien
después, porque el amor es como un barco; si hace agua, por pequeño que sea el
agujero, terminará hundiéndose, y hacer el amor sin amor no deja de ser una
hipocresía. A mis personajes no los separa ni las circunstancias ni el tiempo,
ni siquiera la muerte, porque cuando aman, aman más que a su vida, y son
perfectamente capaces de renunciar a ella; no discuten ni tienen crisis porque
son almas gemelas, y no encuentran esta igualdad aburrida porque el ser almas
gemelas les lleva a admirar sus virtudes y a comprender sus defectos. La disimilitud puede atraer, pero lo que
retiene es la semejanza, escribía John Stuart Mill en “La sujeción de la
mujer” de 1869; una reunión de dos
caracteres virtualmente distintos es un fútil sueño. Puedo decir que lo que
más me impulsa a ser un escritor romántico es combatir la campaña de descrédito
de la que el amor es víctima hoy día sólo porque obstaculiza los intereses del
capitalismo desnortado, que ha conseguido incluso valerse de las feministas
para ello (no hay más que oír las barbaridades que dicen del amor romántico).
El amor siempre existirá porque es inherente a nosotros, pero sí pueden
confundirnos comprando nuestra voluntad con sexo barato para que basemos las
relaciones en él y naufraguen. Frente a ellos tenemos a intelectuales como la
filósofa María Zambrano, Zigmunt Bauman o el psiquiatra Jaques Lacan que
aseguraban lo mismo que acabo de decir yo, siendo por eso que en mis novelas
siempre hay una historia que se encarga de recordar al lector lo que el ser
humano es capaz de hacer por amor en una era que yo califico de terrorismo
sentimental. Para terminar, otra de las normas o de costumbres que tengo como
escritor es desproveer a mis personajes de los estereotipos de género, o sea;
que los hombres no estén condicionados por la masculinidad ni las mujeres por
la feminidad, que a Dios gracias siempre han existido. Mis mujeres son modernas
y fuertes, independientes, feministas antes de que el nombre se echara a
perder, un poco como Katharine Hepburn o Maureen O’Hara; mis hombres recuerdan
un poco a Robert Redford; afectuosos y amables con ellas, sensibles, amantes.
Retirando los estereotipos de género que las condicionan desde la infancia,
ambas psicologías se igualan automáticamente, y el resultado contribuye a dar a
mis novelas la singularidad que se dice tienen.
¿Cuál es tu próximo proyecto?
El más
importante lo tengo casi firmado; un contrato de 7 años con la editorial
romántica más grande del mundo que publicará un drama romántico inspirado en El gran Gatsby. Ahora mismo tengo cerca
de 4 novelas que quieren ser escritas a la vez, así que pasaré a digital una de
terror que escribí cuando tenía 27 años, “Andando en sueños”, (inspirada en El
resplandor) sobre un antiguo transatlántico repleto de fantasmas en una
travesía Londres-Nueva York sin apenas pasaje, y empezaré a máquina un proyecto
nuevo, “The Damned Antiques”, que va sobre antigüedades malditas (creo mucho en
la parapsicología), cada una con un poder peor que la anterior. Pero luego
tengo Summer Fear, (inspirada en La matanza de Texas), Metropolitan Hotel, (Grand Hotel), Mundanes, Cards & Cocktails (Cena a las ocho), Half-Light
(Poltergeist), Corinne Broderick & her Gang, Nombre en clave: Maybe, Summer of
1947 (no inspiradas en nada, invenciones propias), y más, y más, y más…
Como he dicho, tengo novelas en lista de espera hasta que me vaya del mundo.
¿Cuál es tu opinión acerca de la auto publicación y la
publicación a través de editorial?
Si tengo
que hablar por mí, la auto publicación no me gusta. El ensayo ahora publicado
fue co-editado en papel en febrero de 2012, me llenaron la casa de libros y me
abandonaron a mi suerte; con la portada y la publicidad que hicieron más
parecía que querían que fracasara, así que no me gusta. Hay muchas trampas
urdidas a costa de la ilusión de los escritores noveles, como una editorial
francesa que estafó a media España y luego despareció sin publicar nada (yo
perdí 3500 euros). Otras te dicen que imprimen y las impresiones son de pésima
calidad, y las que parecen que se ocupan de todo y te venden que son un camino
de rosas ocultan la trampa de que en la presentación que ellos te organizan
debes conseguir vender por contrato cierta cantidad de ejemplares; es una
trampa, porque de no serlo no se negarían a contestarte cuando les preguntas
qué pasa si no lo consigues. Así que es mucho mejor por editorial. Las grandes
es muy difícil que te hagan caso si no tienes un nombre, y las pequeñas creen
más en ti y a menos que sean de auto o co-edición suelen portarse bien dentro
de sus posibilidades.
¿Digital o papel?
Todo el
mundo prefiere papel, pero para los que empezamos es mejor en digital: si se
trata de crearte un nombre, llegas a todo el mundo con más facilidad y tu obra
se da a conocer mejor porque cuesta poco dinero. Si las ventas lo justifican el
papel ya llegará solo.
Gracias por tu amabilidad, bienvenido a mi blog.
Gracias
a ti. Un beso.
Sinopsis:
Youngstown, Ohio, 1946.
Unidos por un amor sobrehumano, Jennifer y Glenn Langford compran una casa donde asentarse y vivir su matrimonio, pero al entrar la encuentran en un extraño desorden: entre los objetos que nadie retiró, destaca el retrato de una mujer muy parecida a Jennifer en la repisa de la chimenea. Tratando de librarse de la sensación de misterio acrecentada por las tormentosas noches de noviembre, el matrimonio se centra en sí mismo y en Edith, su mejor amiga, sin preguntarse por qué el disco que estaba en la casa está rayado o por qué el aparato de radio produce un horripilante silbido cada vez que lo encienden. Una atmósfera malsana parece pesar sobre la casa y sus objetos.
Pronto descubren algo que no esperaban; en una de las pocas casas de Halfway Street, hubo un crimen que sigue sin resolver un año después. La posibilidad de que tuviera lugar en su casa hace a Glenn acabar en el apartamento de la mujer que fue a buscar, la que les vendió la casa, en busca de respuestas: cuando las obtiene, halla mucho más de lo que esperaba. Al volver espantado por lo que ha averiguado, recibirá esa misma noche una llamada de Edith que lo cambiará todo, hasta el punto de que Jennifer y él se verán obligados a pasar una noche de pavor para defender la vida que han proyectado vivir juntos.
Llegados a ese punto sin retorno, solo su amor podrá salvarlos.
¡Bienvenido Pablo!
Me encanto eso quien es Pablo??, es una pregunta que nos hacemos todos y no sabemos como responderla, me encanto la entrevista y el libro se ve bien :D
ResponderBorrarMuy buena entrevista, si que era larga, pero asi uno conoce mejor a los escritores no?
ResponderBorrarcariños mari! :D
hola guapa, buena entrevista. Además larga. Pero mejor.
ResponderBorrarBesitos corazón
Hola marisa te he nominado a un premio http://dreamsofmyparadise9.blogspot.com/2014/12/nos-han-nominado-cuchu-premio.html
ResponderBorrarPasate cuando puedas
Muchas gracias!!!
Borrar¡Excelente entrevista! Espero que tengas un maravilloso día, saludos.♥
ResponderBorrarHola, Marissa me gusto tu entrevista, aunque por poco y no la termino,
ResponderBorrarSaludos
¡Hola Marisa!
ResponderBorrarMe gusta el sello, como lo llama Pablo, de poner una historia de amor en sus novelas ya sean de terror, suspense o drama. Se nota que soy una romántica ^^ jajajaja
Me ha gustado mucho la entrevista :)
Un beso♥
~Yvaine
Una genial entrevista de un escritor que no conocía, y encima es de Madrid como yo jajjaj
ResponderBorrarLa verdad es que su obra pinta bien interesante.
Un beso, muaaaka ♥
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
BorrarMe ha encantado la entrevista. Tus preguntas son excelentes y las respuestas estupendas. No conocia a este autor, pero ahora lo tendré en el punto de mira.
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