12/02/2014

Pablo S. Martínez



Biografía:
Pablo S. Martínez nació en Madrid en mayo de 1979, hijo de una cantante y actriz de teatro: funcionario en un museo –y cumpliendo años en el día internacional de los museos-, y coleccionista de antigüedades, escribió su primera novela a los 18 años, vocación que se reveló en un verdadero manantial que le lleva a escribir continuamente como medio de expresar una vocación artística familiar. Usualmente se le ocurren más novelas de las que tiene tiempo para escribir, muchas de ellas inspiradas por películas del Hollywood clásico, aun cuando baste cualquier cosa, incluso una simple imagen, para inflamar su imaginación.
De formación autodidacta, las características que le definen son insólitas y singulares.
De condición retro desde la infancia pese a ser joven y una conexión especial con la cultura anglosajona pese a ser español, sus novelas están ambientadas esencialmente en Estados Unidos, siempre en tiempos pasados, desde los años 20 a los 70, aunque lo que le hace más diferente es su formación, pues, pese a ser escritor, nunca fue un gran lector, sino que todo cuanto aprendió lo hizo del cine –él dice que “escribe porque no puede hacer cine”-, lo que, unido esto a su condición vintage, hace que su narrativa sea clásica pero “visual”, como escritas películas de cine clásico aderezadas con su propia imaginación y denotando, siempre, más amor por la imagen que por las letras, y por tanto, una habilidad especial en que estas se conviertan fácilmente en imágenes en la imaginación del lector.
También es un teórico de la igualdad sexual, emparentado con el feminismo ilustrado (John Stuart Mill, Simone de Behauvoir, etc.), a cuya causa se ha entregado apasionadamente dedicando más de 10 años a un ensayo titulado “La verdad sobre la igualdad sexual”.
En novela ha cultivado especialmente el terror, el suspense y el drama romántico, siendo un denominativo común en todas ellas la defensa del amor entre hombre y mujer como el más poderoso medio de combatir la infelicidad humana.



¿Quién es Pablo? Cuéntanos.

Eso mismo me pregunto yo a veces; ¿quién es Pablo? Porque, si nos atenemos a las palabras de Scott Fitzgerald, “un escritor es muchas personas tratando de ser una sola”. Nací en Madrid en 1979, me crió mi madre tratando de salir adelante, y desde entonces siempre hemos estado juntos. Ya de adolescente el mundo empezó a decepcionarme, lo que, unido a mi timidez y a mi hipersensibilidad, me hizo refugiarme en mi mundo interior, lo que me llevó a crecer como en un invernáculo. De estas circunstancias y otras más saldrían las novelas que me hacen tan diferente como escritor. Mi asombro fue completo cuando, leyendo a Poe con 13 o 14 años, descubrí que las líneas con las que él se definía en un poema me describían más que si las hubiera escrito yo mismo (No fui en la infancia como los otros, y nunca vi como los otros vieron; mis pasiones yo no podía hacer brotar de fuentes iguales a las de ellos; y era otro el origen de mi tristeza; y era otro el cantar que despertaba, mi corazón para la alegría…) Me di cuenta entonces que algunas sensibilidades especiales no pueden encontrar su hueco en el mundo: si además atendemos a lo que dijo Agatha Christie (la tristeza es la cuna de la inspiración de todo escritor) tal vez puedo comprender que en general mi carácter esté siempre sumido en algún grado de melancolía porque es un misterio inherente a los escritores. Supongo que, como Poe, soy un alma torturada que escribe en sus libros lo que no encuentra en un mundo que le ha decepcionado terriblemente: la igualdad, la justicia, el amor. En mis novelas los hombres y las mujeres son iguales, el mal termina vencido por el bien por mucho que haga sufrir, y los seres humanos son capaces de amar a alguien más que a su vida; así que Pablo es un escritor que plasma en sus libros aquello que no encuentra en el mundo que le ha tocado vivir como medio de hacerse más soportable la vida.

Siendo que vienes de una familia de artistas ¿por qué escribir y no actuar o cantar por ejemplo?

Es verdad que el abuelo de mi madre era actor de teatro (solía interpretar el papel del comendador en Don Juan Tenorio y La herida luminosa) y que mi madre también lo fue, dedicándose además a cantar; trabajó en las compañías de Antonio Molina, Juanito Valderrama y Emi Bonilla recorriendo toda España, sólo por poner un ejemplo, y cantar es algo que parece yo heredé, pero mi verdadera vocación era la escritura. De pequeño sacaba buenas notas en lenguaje y más tarde escribir se reveló en un manantial que cabía aprovechar, unido a lo que los psicólogos del colegio llamaban “una imaginación desbordante”. No sé si será desbordante o no, pero no me cuesta idear novelas: eso lo deben decidir mis lectores. En la cabeza tengo una lista de espera con novelas que aún tengo que escribir, incluida la biografía de mi madre: la lista es tan larga que probablemente no tenga que idear ninguna novela nueva hasta que me haga viejo.

Dices que escribes desde los 18 años ¿Es esta tu primera publicación? Cuéntanos como fueron tus comienzos.

Hasta entonces había estado escribiendo relatos de terror; luego, a los 18, hice mi primera novela: siempre he dicho que aprendí a escribir en el capítulo 1 de aquella novela porque no paré de hacerle borradores hasta que quedó bien; también recuerdo que en el capítulo 9, cuando Arlene muere en brazos de su marido (se titulaba La muerte del cisne, Arlene era el cisne), me metí tanto en la historia que las lágrimas no me dejaban ver las teclas de la máquina de escribir y tenía que estar limpiándome a cada rato para poder terminarla. Claro que entonces no escribía como pueda escribir ahora. Por mucha “madera” que se tenga, tienes que aprender como los demás, eso sí, adelantando en un año lo que quienes no la tienen adelantan en tres o en cinco, lo que sucede también con el estilo. Al principio creí que me dedicaría sólo al terror, pero la verdad es que también me gustaba el drama romántico: pronto quedó claro que yo era polifacético porque escribía cualquier género, pues hasta en el ensayo me he metido. Sobre “Pavor en la noche” no es mi primera publicación, si bien he empezado a publicar hace poco, en cuanto me cansé de ser un anónimo escritor cuando otros que escribían peor que yo firmaban contratos de años por tener un apellido conocido. Se puede decir que es ahora cuando estoy empezando a salir del anonimato. En agosto una editorial digital de Barcelona me ha publicado “Camp RED VALLEY”, disponible especialmente en Amazon, una novela de terror inspirada en Viernes 13 que le mandé traducida a quien fue la protagonista de la película en 1980 y que le encantó. Otra editorial, esta inglesa pero con sucursal en España, me ha publicado en digital y en papel bajo demanda “La verdad sobre la igualdad sexual”, un ensayo en defensa de la igualdad que esbocé con 15 años, empecé a los 20 y que hace poco he terminado de retocar, de forma que he perdido la cuenta de los años que le he dedicado: ése también está en Amazon y otros sitios. Casi enseguida descubrí nED, y no sabía qué mandarle, porque yo siempre he escrito a máquina y apenas tenía novelas en digital, así que le mandé la única que había pasado a Word, “Pavor en la noche”, que escribí con 22 o 23 años y a la que aproveché a hacerle un buen borrador. Y así, la única novela de suspense que he hecho jamás terminó en manos de nED.

¿Por qué dices que eres un escritor vintage?

Para el común de los mortales, “vintage” es una moda aparecida hace poco, relativa sobre todo a la manera de vestir para escapar de una moda estandarizada y anodina o coleccionar cosas antiguas; en el caso de muchas chicas suele ser porque se identifican con el modelo pin up y se encuentran mejor vestidas y más femeninas, pero para ciertas personas es una condición en el más amplio sentido de la palabra: por ejemplo el General Patton vivió toda su vida convencido de que en una vida pasada había sido guerrero; y por todas partes, especialmente países anglosajones, hay personas que se diferencian de los meros aficionados a lo vintage por sentir una identificación con eras del pasado que ni ellos mismos saben explicar. Cuando digo que soy vintage es porque yo formo parte de ese pequeño porcentaje; siempre lo he hecho. Me he sentido tan inmensamente identificado con el pasado como ajeno al presente; y ahora, en el siglo XXI, me siento aún más fuera de lugar. Escribes a máquina, pides antigüedades a Santa Claus en lugar de ipods y smartphones, vistes clásico; no entiendes por qué para reivindicar algo hay que desnudarse y hacer un calendario o por qué para intentar ser feliz tienes que llenar tu casa de cosas que no necesitas. No entiendes por qué la gente compra ciertas cosas aun sabiendo que las han diseñado para romperse, no entiendes por qué son incapaces de confesar sus sentimientos si no es a través de una pantalla de cristal líquido, ni tampoco por qué la gente hoy siente tanta aprehensión a comprometerse con una pareja por ser ultra-celosos de su libertad y sin embargo dependen del móvil, del wassapp, de internet, de la moda, del consumo, casándose con el banco con hipotecones de 30 o 50 años para tener todo esto. Conduces un clásico porque los coches modernos son como ordenadores con ruedas, escuchas a Glenn Miller en lugar de a Shakira y prefieres que tus hijos vean a Lassie antes que a Los Increíbles: y como no te nace escribir sobre estos tiempos ambientas tus novelas en el pasado, y te conviertes en un escritor vintage porque el pasado es tu inspiración, tu todo. Y ni siquiera se puede decir que me lo hayan inculcado, porque hasta mi madre, cuya década fueron los 70, dice en broma que soy más viejo que Matusalén: mi abuelo también decía que él era un año más joven que yo. El único texto que dedico al presente es el ensayo, que a diferencia de las novelas lo escribo por sentir una obligación intelectual hacia mis semejantes, no por vocación.

Cuéntanos sobre “Pavor en la noche” ¿qué podemos esperar de ella?

Muchas novelas son una creación exclusivamente mía, mientras que otras están inspiradas en ciertas películas: “Pavor en la noche” ha sido definida como “una película escrita del Hollywood de los años 40”. Las películas en las que se inspira son filmes como El extraño, El sueño eterno o Perversidad (de la que toma la imagen de portada). Una agencia literaria que la examinó decía que era diferente en todos los aspectos; para ello aseguraba que les había gustado mucho porque mi manera de escribir permitía ver y “hasta oler” lo que estaba pasando al ser mi escritura muy gráfica, lo cual concuerda con las circunstancias. La norma de que todo escritor ha sido antes un gran lector no se cumple conmigo, porque yo no habré leído ni 50 libros en mi vida; incluso tienen tendencia a aburrirme si no son muy de mi gusto. En cambio, crecí viendo cine clásico y de terror. Lo que de veras me gusta es pues la imagen, pero si sabes cómo escribir es más fácil coger un lápiz y un papel que hacer una película; de hecho, si escribo es porque no puedo hacer cine. Es por eso que la gente dice que mis novelas son como películas escritas, y que mi escritura es “visual”, porque trato de convertir las letras en lo que no pueden ser, en imágenes, y el lector las visualiza como si “leyera” una película, siendo mi estilo muy gráfico y clásico a la vez, lo que hace, según la agencia, que no me parezca a nadie: pero soy vintage, y por eso, si escribo una novela ambientada en los años 40 parece de verdad escrita en los años 40, no ahora. Todo esto se aprecia en “Pavor en la noche”. En ella tenemos a un matrimonio que compra una casa en un pueblo de Ohio para cumplir su sueño de ser uno solo, enamorados hasta la desesperación; ella, Jennifer, una ejecutiva moderna e inteligente, muy de los años 40; él, Glenn, un secretario en una compañía de seguros, sensible y bondadoso, el matrimonio perfecto de una América, de un mundo, en el que a Dios gracias aún faltaban décadas para que el amor fuera presentado ante los ciudadanos como una amenaza contra el individualismo que se les inculca hoy para aislarlos y empujarlos a consumir. Este matrimonio se presenta como los matrimonios muy amantes son, con sus costumbres e instituciones, refugiados en la casa que su amor convierte en paraíso pese a las largas, tormentosas y lúgubres noches de noviembre: pero en este idilio que implica su nueva vida juntos pronto hace aparición una extraña incertidumbre. La casa fue puesta en venta como estaba, y al entrar la encontraron en un extraño desorden; entre los objetos que nadie retiró, destacan el retrato de una hermosa mujer muy parecida a Jennifer en la repisa de la chimenea, un gramófono con un disco rayado, un aparato de radio y una revista que siempre se abre por la página en la que un anuncio muestra a la muerte tratando de entrar en una casa; más adelante, la noticia de un crimen sin resolver un año antes que puso fin a la vida de un matrimonio amante creará en ellos una densa incertidumbre, lo que les llevará a viajar a Cleveland en busca de la mujer que les vendió la casa, momento en el que los acontecimientos se precipitarán dramáticamente. Es una novela de terror psicológico, de suspense, de ventosas y oscuras noches, de ruidos, de sospechas y temores, que retrata con devoción el espíritu de los años 40, la atmósfera de claroscuro, y aporta una fuerte dosis romántica gracias a la devoción que se profesa entre sí el matrimonio Langford.

¿Cuánto tiempo e investigación te llevó para darle vida a esta novela?

No mucho, porque al conocer el pasado no tengo que investigar ni documentarme como suelen tener que hacer los escritores “modernos” cuando ambientan una novela en épocas pasadas. Además, como era una novela de juventud que ya estaba escrita, sólo tuve que repasarla cuando la pasé a digital. Mucha gente me ha dicho que en lugar de 10 capítulos tendría que tener 20, de tanto que les ha gustado; críticas así alimentan a los escritores y nos animan a escribir.

¿Tienes manías a la hora de escribir?

Sí, aunque más que de manías yo hablaría de normas, de “sellos” distintivos. Uno de ellos es incluir siempre una historia de amor: sea una novela de terror o de suspense, o un drama, da igual lo que sea, siempre habrá un hombre y una mujer que se amarán contra todo lo que se les oponga, estén ya casados o acaben de conocerse. Otra norma o sello de la casa es que los amores del montón, o de pasto, son para los personajes secundarios, porque los protagonistas están unidos por el amor de verdad, shakesperiano, a fondo perdido, o lo estarán si acaban de conocerse. No es amor el amor que no arrasa; ¿brinda acaso un tizón el calor de una hoguera? decía el sabio árabe Omar Khayyam en el siglo XI, y es verdad: si en cuestión por ejemplo de dinero, todo el mundo dice que cuanto más mejor, ¿por qué conformarse en el amor con sucedáneos? Estoy harto de historias que pretenden ser de amor y dan con sus protagonistas en el limbo del adulterio, la traición, las peleas, las discusiones o las seducciones a manos de terceros por mucho que se reconcilien después, porque el amor es como un barco; si hace agua, por pequeño que sea el agujero, terminará hundiéndose, y hacer el amor sin amor no deja de ser una hipocresía. A mis personajes no los separa ni las circunstancias ni el tiempo, ni siquiera la muerte, porque cuando aman, aman más que a su vida, y son perfectamente capaces de renunciar a ella; no discuten ni tienen crisis porque son almas gemelas, y no encuentran esta igualdad aburrida porque el ser almas gemelas les lleva a admirar sus virtudes y a comprender sus defectos. La disimilitud puede atraer, pero lo que retiene es la semejanza, escribía John Stuart Mill en “La sujeción de la mujer” de 1869; una reunión de dos caracteres virtualmente distintos es un fútil sueño. Puedo decir que lo que más me impulsa a ser un escritor romántico es combatir la campaña de descrédito de la que el amor es víctima hoy día sólo porque obstaculiza los intereses del capitalismo desnortado, que ha conseguido incluso valerse de las feministas para ello (no hay más que oír las barbaridades que dicen del amor romántico). El amor siempre existirá porque es inherente a nosotros, pero sí pueden confundirnos comprando nuestra voluntad con sexo barato para que basemos las relaciones en él y naufraguen. Frente a ellos tenemos a intelectuales como la filósofa María Zambrano, Zigmunt Bauman o el psiquiatra Jaques Lacan que aseguraban lo mismo que acabo de decir yo, siendo por eso que en mis novelas siempre hay una historia que se encarga de recordar al lector lo que el ser humano es capaz de hacer por amor en una era que yo califico de terrorismo sentimental. Para terminar, otra de las normas o de costumbres que tengo como escritor es desproveer a mis personajes de los estereotipos de género, o sea; que los hombres no estén condicionados por la masculinidad ni las mujeres por la feminidad, que a Dios gracias siempre han existido. Mis mujeres son modernas y fuertes, independientes, feministas antes de que el nombre se echara a perder, un poco como Katharine Hepburn o Maureen O’Hara; mis hombres recuerdan un poco a Robert Redford; afectuosos y amables con ellas, sensibles, amantes. Retirando los estereotipos de género que las condicionan desde la infancia, ambas psicologías se igualan automáticamente, y el resultado contribuye a dar a mis novelas la singularidad que se dice tienen.

¿Cuál es tu próximo proyecto?

El más importante lo tengo casi firmado; un contrato de 7 años con la editorial romántica más grande del mundo que publicará un drama romántico inspirado en El gran Gatsby. Ahora mismo tengo cerca de 4 novelas que quieren ser escritas a la vez, así que pasaré a digital una de terror que escribí cuando tenía 27 años, “Andando en sueños”, (inspirada en El resplandor) sobre un antiguo transatlántico repleto de fantasmas en una travesía Londres-Nueva York sin apenas pasaje, y empezaré a máquina un proyecto nuevo, “The Damned Antiques”, que va sobre antigüedades malditas (creo mucho en la parapsicología), cada una con un poder peor que la anterior. Pero luego tengo Summer Fear, (inspirada en La matanza de Texas), Metropolitan Hotel, (Grand Hotel), Mundanes, Cards & Cocktails (Cena a las ocho), Half-Light (Poltergeist), Corinne Broderick & her Gang, Nombre en clave: Maybe, Summer of 1947 (no inspiradas en nada, invenciones propias), y más, y más, y más… Como he dicho, tengo novelas en lista de espera hasta que me vaya del mundo.

¿Cuál es tu opinión acerca de la auto publicación y la publicación a través de editorial?

Si tengo que hablar por mí, la auto publicación no me gusta. El ensayo ahora publicado fue co-editado en papel en febrero de 2012, me llenaron la casa de libros y me abandonaron a mi suerte; con la portada y la publicidad que hicieron más parecía que querían que fracasara, así que no me gusta. Hay muchas trampas urdidas a costa de la ilusión de los escritores noveles, como una editorial francesa que estafó a media España y luego despareció sin publicar nada (yo perdí 3500 euros). Otras te dicen que imprimen y las impresiones son de pésima calidad, y las que parecen que se ocupan de todo y te venden que son un camino de rosas ocultan la trampa de que en la presentación que ellos te organizan debes conseguir vender por contrato cierta cantidad de ejemplares; es una trampa, porque de no serlo no se negarían a contestarte cuando les preguntas qué pasa si no lo consigues. Así que es mucho mejor por editorial. Las grandes es muy difícil que te hagan caso si no tienes un nombre, y las pequeñas creen más en ti y a menos que sean de auto o co-edición suelen portarse bien dentro de sus posibilidades.

¿Digital o papel?

Todo el mundo prefiere papel, pero para los que empezamos es mejor en digital: si se trata de crearte un nombre, llegas a todo el mundo con más facilidad y tu obra se da a conocer mejor porque cuesta poco dinero. Si las ventas lo justifican el papel ya llegará solo.

Gracias por tu amabilidad, bienvenido a mi blog.

Gracias a ti. Un beso.




Sinopsis:
Youngstown, Ohio, 1946.
Unidos por un amor sobrehumano, Jennifer y Glenn Langford compran una casa donde asentarse y vivir su matrimonio, pero al entrar la encuentran en un extraño desorden: entre los objetos que nadie retiró, destaca el retrato de una mujer muy parecida a Jennifer en la repisa de la chimenea. Tratando de librarse de la sensación de misterio acrecentada por las tormentosas noches de noviembre, el matrimonio se centra en sí mismo y en Edith, su mejor amiga, sin preguntarse por qué el disco que estaba en la casa está rayado o por qué el aparato de radio produce un horripilante silbido cada vez que lo encienden. Una atmósfera malsana parece pesar sobre la casa y sus objetos.
Pronto descubren algo que no esperaban; en una de las pocas casas de Halfway Street, hubo un crimen que sigue sin resolver un año después. La posibilidad de que tuviera lugar en su casa hace a Glenn acabar en el apartamento de la mujer que fue a buscar, la que les vendió la casa, en busca de respuestas: cuando las obtiene, halla mucho más de lo que esperaba. Al volver espantado por lo que ha averiguado, recibirá esa misma noche una llamada de Edith que lo cambiará todo, hasta el punto de que Jennifer y él se verán obligados a pasar una noche de pavor para defender la vida que han proyectado vivir juntos.
Llegados a ese punto sin retorno, solo su amor podrá salvarlos.




¡Bienvenido Pablo!


11 comentarios:

  1. Me encanto eso quien es Pablo??, es una pregunta que nos hacemos todos y no sabemos como responderla, me encanto la entrevista y el libro se ve bien :D

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  2. Muy buena entrevista, si que era larga, pero asi uno conoce mejor a los escritores no?

    cariños mari! :D

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  3. hola guapa, buena entrevista. Además larga. Pero mejor.
    Besitos corazón

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  4. Hola marisa te he nominado a un premio http://dreamsofmyparadise9.blogspot.com/2014/12/nos-han-nominado-cuchu-premio.html
    Pasate cuando puedas

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  5. ¡Excelente entrevista! Espero que tengas un maravilloso día, saludos.♥

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  6. Hola, Marissa me gusto tu entrevista, aunque por poco y no la termino,
    Saludos

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  7. ¡Hola Marisa!
    Me gusta el sello, como lo llama Pablo, de poner una historia de amor en sus novelas ya sean de terror, suspense o drama. Se nota que soy una romántica ^^ jajajaja
    Me ha gustado mucho la entrevista :)
    Un beso♥
    ~Yvaine

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  8. Una genial entrevista de un escritor que no conocía, y encima es de Madrid como yo jajjaj
    La verdad es que su obra pinta bien interesante.
    Un beso, muaaaka ♥

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Me ha encantado la entrevista. Tus preguntas son excelentes y las respuestas estupendas. No conocia a este autor, pero ahora lo tendré en el punto de mira.

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